Con motivo de la celebración el pasado 24 de enero del Día Internacional de la Educación, hoy finaliza en la sede de la UNESCO en París el encuentro Los futuros de la educación, que reúne a líderes de diversos ámbitos (política, artes, ciencia, economía y, por supuesto, educación) para analizar el rol de la educación en el empoderamiento de los pueblos, la preservación del planeta, la prosperidad y la promoción de la paz, con vista a los próximos años. Una cuestión esencial para La salud está en tu mano, por cuanto la educación inclusiva es imprescindible en este programa y la equidad de género depende también de ella, como veremos a continuación.
La reunión en la capital francesa supone la culminación de una jornada mundial que este año alcanzaba su segunda edición con el fin de señalar los retos urgentes de la educación, desprendidos de los datos globales más preocupantes: 258 millones de niñas, niños y jóvenes no asisten aún a la escuela, 617 millones no saben leer ni realizar cálculos básicos. Una realidad que impide romper el ciclo de la pobreza y progresar hacia la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, así como hacia el reto fundamental del “aprendizaje a lo largo de toda la vida para todas las personas”, según lo define la UNESCO.
Precisamente para medir los desequilibrios en materia de educación y hacer seguimiento de los avances logrados, el Informe anual de seguimiento de la educación en el mundo (GEM) ha estrenado una nueva herramienta denominada El progreso de la educación, un completísimo recurso online con infografías interactivas para visualizar datos actualizados sobre cuestiones claves sobre la educación en el mundo.
Género y educación
Y si hablamos de desigualdades en este ámbito, no podemos obviar la equidad de género: el ODS 4 no podrá ser alcanzado mientras cierto alumnado sea el blanco de discriminaciones o violencias basadas en su orientación sexual o su identidad de género. Según el informe GEM, menos del 40% de las niñas en África subsahariana llegan a completar el primer ciclo de la educación secundaria y solo la mitad de los países del mundo han logrado la paridad de género en ese nivel. Pero, como sucede en el contexto de la salud, existen factores culturales determinantes en la educación, como el hecho de que las chicas tengan el doble de probabilidades de encargarse de las tareas domésticas que los chicos, y que un total de 117 países y territorios aún permiten que las chicas se casen siendo menores.
¿Qué medidas pueden tomarse para acabar con esta desigualdad? En primer lugar, es importante concienciarnos de que solo será posible si se desafía la base social sobre las que se asienta esa inequidad: llama la atención que una cuarta parte de la población mundial todavía crea que es más importante que un niño vaya a la universidad que una niña. Además se debe exigir que los sistemas educativos contemplen esta cuestión, abordando la violencia de género y la educación sexual integral, así como garantizando un saneamiento adecuado: en 2016, solo la mitad de las escuelas del mundo tenían instalaciones para lavarse las manos con agua y jabón.
Desde la ciudadanía hay muchas formas de apoyar y reivindicar el derecho a la educación. Disponer de información, alertar sobre vulneraciones de este derecho en nuestro ámbito cercano, colaborar con asociaciones y redes, formar parte de los grupos de discusión que organiza la UNESCO de forma global e incluso organizar actividades para ayudar a esta organización internacional a identificar y abordar los desafíos que presenta el futuro. Es importante que aprendamos esta valiosa lección: no hay transformación social posible sin una educación de calidad para todas.
* Enlace: ¿Cómo puedo contribuir a promover el derecho a la educación?
* Noticia CAONGD: 1 de cada 3 niñas adolescentes de las familias más pobres del mundo no ha ido nunca a la escuela